Diario de una adaptación I

20 Sep

Después de todo el verano ha llegado el momento de la incorporación de los niños al cole o a las escuelas infantiles. En los periódicos y en los telediarios se encargan de decir que los niños lo van a llevar fatal, que van a llorar todo el día… Vamos algo muy poco alentador para los padres que tenemos que dejar a nuestros hijos en cualquiera de estos lugares.

Como yo soy un@ de es@s padres y madres que le toca vivir ese momento  me gustaría compartir mis sentimientos y emociones con vosotr@s.

Mi hijo tiene 18 meses y se va incorporar a una Escuela Infantil Pública. Anteriormente sólo conocía las privadas, ya que mi hijo mayor fue a una porque las públicas no me las concedían nunca. En la pública lo  primero que te hablan es de la necesidad y la importancia del proceso de adaptación, la comunicación entre familia y el centro y la participación de los padres en la vida educativa de su hijo. Vamos encantad@s de la vida!!!

DIA 1

El objetivo es que el niño ubique el espacio como suyo. Nosotros, días antes cada vez que paseábamos cerca de la Escuela tanto su hermano (casi 4 años) y yo le decíamos que ese iba a ser su cole y que iba a jugar mucho con sus amigos. El primer día que le dije eso al pequeño me  dijo el mayor que iba a llorar mucho porque no está acostumbrado a estar sin mamá y sin su teta (frases como esta son las que cada día me animan a seguir hablando y explicando todo a mis hijos).

Cuando entramos en la Escuela mi pequeño iba de mi manita como sin saber donde iba, pero al abrir las puertas y ver lo bonito que era su cole su cara cambió y se puso tan contento como cuando vamos a un parque nuevo. Al llegar a la clase la profesora respetó en todo momento su voluntad y no le agobió intentando cogerle, darle besos ni nada. Entramos en la clase, saludamos a la profe y empezamos a explorarla viendo todos los juguetes, donde se va a lavar las manos, empezamos a hablar con otros niños y pese a escuchar llantos de otros niños se mantiene expectante observando lo que ocurre a su alrededor. Pasados unos minutos su profesora se acercó a saludarle  desde la distancia y le dijo que si le dejaba que le de diese un beso, como el no se retira la profe se lo da y le enseña unos juguetes super bonitos que tienen. El se retiró de mi lado y empiezó a campar a sus anchas por la clase. En ese momento recorrimos la clase con su educadora  y le entusiasmó el momento espejo en el baño… jejejeje.

Al pasar media horita nos marchamos y en principio no quiso irse. Le dije que nos íbamos a la calle y que mañana volvíamos y se despidió de su profesora con un beso y diciéndola adiós con la manita.

Mi sensación cuando salgo es como la del trabajo bien hecho y super orgullosa de que se haya portado así y no llorando nada más entrar.

Algunas personas que no suelen animarte mucho me decían;  ya verás si esto es el primer día porque es la novedad, el día que te vayas va a llorar, prepárate porque va a llorar antes o después… en fin yo les contestaba que no dejaré a mi niño llorando y eso es algo que la profesora comparte conmigo. NUNCA  hay que irse a escondidas, SIEMPRE hay que despedirse de ellos aunque pienses que puede llorar.

DIA 2

Repetimos la misma operación al otro día. Entramos de la mano y mi sorpresa fue cuando le dije a mi hijo que íbamos a su clase y no necesitó que le guiase, se acordaba con sólo haber ido un día… alucinante.

Entramos y no había nadie porque estaban en el patio. Nos dirigimos allí y al estar tantos niños de diferentes edades más o menos juntos se quedó un poco aturdido. Aunque le gusta muchísimo la arena le costó un rato ponerse a jugar con ella. La profesora y yo vimos que estaba incómodo al igual que otros niños, por lo que la profe decidió pasar dentro. Al entrar en clase se mostró mucho  más relajado y buscó  el mismo juguete con el que más estuvo jugando ayer, al llevar unos 20 minutos allí llega el momento de irme y volver en una horita.

Intento ser lo más natural y explicarle que mamá se va a comprar el pan, que se va a quedar con Marisa un rato y que luego mamá vuelve a buscarle. Mi sorpresa es cuando me dió un beso y al lado de su profe con su manita me decía adiós. Yo me marché sin llorar, lo prometo… pero tuve un sentimiento contradictorio en el que quizás me hubiese «gustado » que llorase como pensando que de esa manera me echará de menos… Bueno fue la hora más larga que recuerdo en mucho tiempo.

Cuando volví su profe me dijo que había estado jugando todo el rato con su juguete, que no ha llorado y que no se ha acercado a la puerta como hacen algunos niños. Nos vamos para casa tan contentos los dos y ahí nuevamente casi se me caen las lágrimas por las ganas que tenía de volver a tenerle a mi lado.

2 respuestas to “Diario de una adaptación I”

  1. rosa 21/09/2012 a 07:43 #

    precioso, da gusto escuchar esperiencias tan buenas
    un saludo
    rosa

    • Cristina 01/10/2012 a 15:32 #

      Gracias Rosa por tu comentario

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